miércoles, 13 de octubre de 2010

El regalo más grande

Por Gabriela Palomo

Cuando tenia 7 años, mi papá David me insistió en que yo realizara una actividad para mis vacaciones de noviembre -diciembre; la actividad consistía en leer un diccionario GIGANTE y aprender TODOS los días palabras nuevas... Raras...y muy complicadas...
Recuerdo cuanto sufrimiento me causaba levantarme en las mañanas con mi súper diccionario y empezar a leer palabras extrañas :( desde la letra A hasta llegar la Z...
Transcurrieron algunas semanas, mi papá estaba apunto de salir de viaje así que tomo la decisión de evaluar mi aprendizaje esa noche...
Me aterraba saber que realmente no sabia NADA... pues mientras más intentaba leer las palabras extrañas de aquel diccionario GIGANTE pero mi mente corría a contar historias en mi cabecita que nada tenia que ver con aquella palabra que decoraba el libro gigante...
Con diccionario en mano mi papito exclamo:
- Dígame que aprendió de África-
Esa es fácil pensé... -Pues África papi es un país, y hay elefantes, y leones y....
Mi papito en ese momento frunció el seño... además arrugo esa nariz grandota que tiene... y creo que se decepciono de mi.
Como todos saben, África es un Continente…
Esa noche recibí un llamado de atención muy sincera departe de mi papá, él es un hombre que desde muy pequeño leyó muchas enciclopedias, y sabe muchisimo de historia Universal, y su deseo es que yo fuera como él. Me fui a mi cama llorando y preguntándome si algún día yo llegaría a ser tan inteligente como mi papito.

Antes de ir a su viaje, el llego a mi camita y se disculpo por su dureza, pero me explico que la lectura es fundamental en la vida de TODO ser humano.
Pasado un tiempo, no podría contabilizar cuanto, un día mi papito me llevo un regalo, era un libro con 4 mujercitas en la portada.
Es ese maravilloso libro que incontables veces he disfrutado devorar, Mujercitas de la escritora Louisa May Alcott, fue mi acompañante en mis días de pre-adolescencia, ese librito es el culpable de mi adicción literaria, inicio en mi, las ganas de leer una y otra vez, aprendiendo nuevas palabras y usando ese libro gigante que días atrás era mi enemigo ahora se había convertido en mi compañero fiel, el señor diccionario.
Mi papito entendió que lo mío no eran las enciclopedias, ni los diccionarios GORDOS...
Él supo que mi pasión por las historias sería el gancho perfecto para atarme por siempre a los libros...
Ahora compartimos gustos, leemos juntos, los mejores regalos que nos damos mutuamente son esos pequeños comentarios que narramos de libros que yo leo y que él hace mucho también leyó. Nuestra vida como padre e hija ha sido alimentada por letras, forjada de poemas y cada una de esas experiencias a su lado no tienen precio.
Un libro es la puerta a nuevas aventuras... a viajar por mundos que nos son ajenos pero que por una hora o más gracias a la lectura nos pertenecen.
El mejor regalo que mi papá me ha dado es un libro.
El mejor regalo que les daré a mis hijos es un libro.
Por que no hay nada más hermoso y poderoso que la palabra escrita.

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