Nunca hay que olvidar la imaginación

Por Ruth Mangandí

Ese libro que cuando tenía 13 años leí y que cambio tanto mi manera de ver las cosas, que me hizo descubrir que lo último que en esta vida se debe perder es la imaginación, fue el comienzo para el camino de la lectura. Cada experiencia vivida con diferentes libros han ayudado para que cambie mi forma de ver las cosas o la vida, y he comprendido que en la lectura se encuentra inmerso un mundo de fantasías que nos hacen soñar, correr, imaginar, y desear vivir ese momento. Cada libro tiene una historia impresionante e inigualable que nos muestra historias desde otros puntos de vista.

Creo que nunca me cansare de leer una y otra vez el principito ,la dedicatoria que tanto me enseño que la vida y la niñez es lo máximo ,que no importa la distancia siempre habrá alguien que tendrá una historia oculta para nosotros ,alguien que deseara que estemos involucrados en su vida.
Y es esta dedicatoria que tanto me llevo a ese lugar mágico, la imaginación.

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan). Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria:
A LEÓN WERTH
Cuando era niño.

Este libro me enseño a no perder la imaginación.
Es por ello que quiero compartirles cada momento vivido con los libros y decirles que estamos a tiempo para dejar volar a esos instrumentos de paz, amor, e imaginación no tengan miedo liberen la lectura.
Liberen un libro del cual hayan aprendido mucho.