Tan de verdad como que el facebook existe

Por Edén Iraheta

Seré franca, no recuerdo cuál fue el primer libro que leí; y no es que haya leído muchos, lo que pasa es que hay tanta literatura en este mundo que creo que me hacen falta muchas páginas por recorrer.



Ahora bien, volviendo al tema de los recuerdos, lo que si tengo claro es el primer libro que amé (y amo) con locura.



Tenía 12 años y mi tía me lo prestó, cabe mencionar que jamás lo devolví y ella nunca lo reclamó por lo que al final lo consideré un regalo de 416 páginas, las suficientes para espantar a cualquier lector aficionado; sin embargo cuando lo abrí no pude parar.



Adultera, mal agradecida, caprichosa, inconforme; una lista casi interminable de defectos; así es Madame Bovary.



-¿Qué es lo de especial entonces?

- Que está exageradamente viva.



Sufre, llora, sueña:



“Todas sus veleidades de denigración se desvanecían bajo la poesía del papel que la invadía y arrastrada hacia el hombre por la ilusión del personaje, trato de imaginarse su vida, esa vida resonante, extraordinaria, espléndida que ella también hubiera podido tener si el azar lo hubiera querido. ¡Se habrían conocido, se habrían amado!... Tuvo deseos de correr a sus brazos para refugiare en s fuerza como en la encarnación del amor mismo, y de decirle, de gritarle: < ¡Llévame contigo, llévame, partamos! ¡Para ti, para todos mis ardores y todos mis sueños!>”



Es tan fácil verte como Emma, sufrir con ella, sentir el mismo hastío de su vida, lo complicado está en no convertirte en ella, porque pienso que hay una línea bastante delgada entre lo que Flaubert escribió y la realidad.



Al final en un acto desesperado al ver su desgracia Emma se suicida, la primera vez me pareció absolutamente cobarde; con los años todavía no defino si fue la decisión más arriesgada e importante de su vida. Como sea, Madame Bovary es fascinante, esbozada bajo el patrón de una Francia reconstruida pero aplicable y vigente hasta hoy.



Emma es una mujer, ¿No la oyen respirar?